Reconstrucción

"Es el mejor momento, reconocer, sentir a veces tanto miedo, y entender que justamente ése es el gesto más valiente..."

Según un estudio que en 2005 publicó un científico de la universidad Karolinska de Estocolmo, las células del cuerpo se renuevan al completo cada diez años. Los glóbulos rojos viven 120 días, las células de la epidermis un par de semanas, y el esquelto de una persona es diferente cada diez años. Según este estudio, sólo las neuronas y algunas células de la musculatura del corazón duran hasta la muerte, las que duran... Estamos en permanente estado de reconstrucción, sin ser seres del todo, sino sólo creciendo, cambiando, evolucionando; y la vida imita al cuerpo, viviendo en un edificio que infinitas veces se derrumba para volver a construirse. Es métafora prestada, y no sólo por Deluxe la del momento en que hay que tirar unos cuantos pisos del edificio para volver a construirlos de nuevo. Si los cimientos son buenos, no importa cuántas veces arrastres los ladrillos por el suelo, que cada vez será más firme, o eso creemos...
A mí me parece real lo que decía este tal señor Frisen, porque mis huesos son como esos ladrillos; creo que no soy nada, sino que me voy siendo, poco a poco, como los besos de un reencuentro. El miedo es que me falte alguna parte del cuerpo, que no sea capaz de inventarme los brazos, las piernas, los sueños, las ideas, el saberme incompleta a ciencia cierta.
Y es cierto que incompleta estoy, porque cada mañana me voy construyendo, cada día despierto con una nueva piel, con un nuevo podría, con algún que otro deseo. Abro despacio el ojo y estoy viva, sé tengo un rostro porque me da la luz, y sé que tengo pecho porque late, y me abrazo los brazos para saber que puedo abrazar con ellos, y me tiro del pelo enganchado en la almohada, y estiro bien las piernas por si he crecido un poco, y me rasco la piel porque me pican todas las cosas viejas de los sueños. Incorporo a este yo y huelo, escucho y saboreo... y por un instante, no tengo la más remota idea de quién soy.
Así me lanzó al mundo con la duda, insegura segura, dormida, despierta, perdida y atenta, con el alma en un hilo por sí hoy no me encuentro. Me busco por el metro, escucho esa canción, y poco a poco empieza la reconstrucción. Si algún día despierto y entonces sé quién soy, eso sí me da miedo. Prefiero no saber, descubrirlo viviendo, tener siempre diez años como tienen mis huesos.