Si tú te vas...




“Nena no imaginas lo bien que lo voy a pasar…” esto decía una canción de Platero y tú, una de tantas de los quince años de pantalones rotos, camisetas de Extremoduro y pelos de colores, una de las de la Malasaña con olor a petas, laca de uñas y pis, de los años en que te conocí… En realidad te conocía hacía mucho más tiempo, pero fue entonces cuando me dieron tantas ganas de conocerte más que aún no he podido separarme de ti.
Éramos sólo el boceto de lo que somos ahora, el boceto del boceto entonces, pura adrenalina llegar a casa más tarde de las 12 y una aventura buscar a un chico entre la multitud de un concierto en las fiestas del 2 de Mayo. La adrenalina nos sube ahora al darnos cuenta de lo que nos espera, mientras la luz del sol atraviesa esta botella de vino blanco. La aventura es sobrevivir los unos con los otros, sin estropear lo que fuimos y sin dejar de ser aquello en lo que nos estamos convirtiendo.


Muchas veces sé que crezco cuando te miro, porque me has acompañado desde esas calles sucias de Madrid hasta los pasillos del supermercado para hacer la compra. Y a veces sé quién soy cuando te escucho, como cuando un músico escucha a otro músico y sabe entrar a tempo para tocar con él. Hay muchas cosas que ya nos sabemos de memoria, otras que nos cansan, otras que odiamos, otras que no nos damos cuenta pero necesitamos en la gente que nos rodea. Pero sobretodo están las cosas que no están, las cosas que imaginamos que aún podemos hacer, los inventos que vamos a inventar juntos, los viajes que vamos a realizar, las risas que nos echaremos todavía y los sueños que seguimos compartiendo después de tantos años.


Si tú te vas, nena, voy a seguir pasándolo genial contigo, porque sin ti sería feliz, pero no sería la misma… porque estés donde estés, hay cosas que no cambian, y el mundo tiene que seguir cambiando… ¿verdad?